"El ser en escena" nos invita a adentrarnos en un fascinante territorio de exploración donde dieciocho artistas ofrecen una experiencia macro o un zoom detallado del presente. Este concepto, inspirado en la noción de teatralidad de Juliane Rebentisch, fusiona las prácticas instalativas con conceptos contemporáneos de teatralidad, intermedialidad y especificidad de sitio, creando una constelación artística única y provocadora. Esta yuxtaposición de temporalidades, fenómenos y conceptos no solo enriquece la experiencia del espectador, sino que también desafía y redefine los límites del arte contemporáneo.
El Espacio Verdi, transformado en un receptáculo vibrante de producción artística contemporánea, alberga "el ser en escena" en lo que podríamos llamar el corazón oculto del teatro: el espacio bajo el escenario y la sala. Este lugar, tradicionalmente reservado para la maquinaria y los secretos del teatro, se convierte ahora en un laboratorio de experimentación artística. Aquí, la teatralidad inherente del espacio invita a una profunda reflexión sobre la naturaleza de la representación en el arte, cuestionando las fronteras entre lo real y lo imaginario, lo presentado y lo representado.
La filosofía de Martin Heidegger, con su concepto del Dasein, resuena profundamente en esta exposición. Heidegger concebía el Dasein como una relación intrínseca con el propio ser, un ser-en-el-mundo que se proyecta constantemente en todas sus posibilidades existenciales. En "El ser en escena", este concepto cobra vida a través de dieciocho experiencias definitorias que exploran el devenir del tiempo del ser-ahí y sus infinitas posibilidades. Cada obra se convierte en una ventana a diferentes facetas de la existencia humana, invitando al espectador a contemplar su propio ser en relación con el mundo que lo rodea.
Es probable, y quizás deseable, que esta muestra suscite más preguntas que respuestas. El pasaje bajo el escenario, tradicionalmente un espacio de tránsito y preparación, se transforma aquí en un refugio para la exploración intelectual y emocional. Este espacio liminal invita a compartir pensamientos y acciones, convirtiéndose en un crisol donde las ideas de los artistas y las reflexiones de los espectadores se funden en una experiencia colectiva de descubrimiento y cuestionamiento.
Al profundizar en las estrategias artísticas de investigación y transgresión, observamos cómo las obras se impregnan de la esencia teatral del espacio, multiplicando la escena en un caleidoscopio de potencialidades del ser. Esta interacción entre el arte y su entorno crea una sinergia única, donde la fortaleza y la vulnerabilidad, lo permanente y lo efímero, lo cotidiano y lo inquietante se entrelazan en una danza de materialidad y concepto. El resultado es una experiencia inmersiva que trasciende los límites tradicionales del arte, fusionándose en un grandioso site-specific que envuelve al espectador en su totalidad.
La diversidad de aproximaciones artísticas presentadas ofrece un panorama rico y multifacético de la condición humana. Foglino y Rostovsky exploran la integridad del ser estructurado y estructurante, invitándonos a reflexionar sobre nuestra propia construcción identitaria. Pereyra Gallo cuestiona nuestras percepciones a través del extrañamiento, desafiando las nociones preconcebidas de realidad y normalidad. Barrios y Jaumandreu sumergen al ser en la naturaleza, explorando la relación entre lo humano y lo natural en una era de creciente desconexión ecológica. Zini nos enfrenta a la urbanidad salvaje, cuestionando los límites entre civilización y caos en nuestros entornos urbanos. Rizzo, Lopez Aldao y Elola investigan el encuentro con la otredad, desafiándonos a reconocer y valorar la diversidad humana. Kimelman, Cunha, Martinez y Pereira Scayola nos invitan a un viaje introspectivo hacia la esencia misma del ser. García-Valiño, Naedt y Albertti exploran la intersección entre el ser y la tecnología contemporánea, cuestionando cómo la era digital está redefiniendo nuestra existencia. De León y Recuero Flores nos confrontan con la fugacidad de la vida, invitándonos a reflexionar sobre nuestra mortalidad y el significado de nuestra existencia temporal.
Las líneas principales de esta exposición nos guían a través de un ser en escena que se entrecruza en los claroscuros de un bosque denso de significados y experiencias. Esta muestra es disidente en su aproximación a la hiperestética contemporánea, ofreciendo un contrapunto reflexivo a la saturación visual de nuestra era. Nos encontramos tanteando en la sobreexposición, buscando significado en un mundo donde la abundancia de imágenes a menudo oscurece más de lo que revela.
En última instancia, "El ser en escena" nos invita a compartir un tiempo de certezas inexplicables, un espacio donde las verdades absolutas se desvanecen y dan paso a la exploración y el cuestionamiento. Este desafío a nuestras percepciones y comprensiones establecidas es precisamente lo que hace que nuestras prácticas artísticas sean tan vitales y necesarias en el mundo contemporáneo. La exposición no solo nos muestra arte, sino que nos invita a ser parte activa de un diálogo continuo sobre la naturaleza de la existencia, la representación y la realidad misma.
"Being on Stage" invites us to delve into a fascinating territory of exploration where eighteen artists offer a macro experience or a detailed zoom of the present. This concept, inspired by Juliane Rebentisch's notion of theatricality, fuses installation practices with contemporary concepts of theatricality, intermediality and site-specificity, creating a unique and provocative artistic constellation. This juxtaposition of temporalities, phenomena, and concepts not only enriches the viewer's experience but also challenges and redefines the boundaries of contemporary art.
The Verdi Space, transformed into a vibrant receptacle of contemporary artistic production, houses "being on stage" in what we might call the hidden heart of the theater: the space beneath the stage and the auditorium. This place, traditionally reserved for machinery and theater secrets, now becomes a laboratory for artistic experimentation. Here, the inherent theatricality of the space invites a deep reflection on the nature of representation in art, questioning the boundaries between the real and the imaginary, the presented and the represented.
Martin Heidegger's philosophy, with its concept of Dasein, resonates deeply in this exhibition. Heidegger conceived Dasein as an intrinsic relationship with one's own being, a being-in-the-world that constantly projects itself into all its existential possibilities. In "Being on Stage," this concept comes to life through eighteen defining experiences that explore the becoming of time of being-there and its infinite possibilities. Each work becomes a window into different facets of human existence, inviting the viewer to contemplate their own being in relation to the world around them.
It is likely, and perhaps desirable, that this exhibition will raise more questions than answers. The passage beneath the stage, traditionally a space of transit and preparation, is transformed here into a refuge for intellectual and emotional exploration. This liminal space invites the sharing of thoughts and actions, becoming a crucible where the ideas of the artists and the reflections of the viewers merge into a collective experience of discovery and questioning.
As we delve into the artistic strategies of investigation and transgression, we observe how the works are imbued with the theatrical essence of the space, multiplying the scene into a kaleidoscope of potentialities of being. This interaction between art and its environment creates a unique synergy, where strength and vulnerability, the permanent and the ephemeral, the everyday and the unsettling intertwine in a dance of materiality and concept. The result is an immersive experience that transcends the traditional boundaries of art, merging into a grand site-specific work that envelops the viewer in its entirety.
The diversity of artistic approaches presented offers a rich and multifaceted panorama of the human condition. Foglino and Rostovsky explore the integrity of the structured and structuring being, inviting us to reflect on our own identity construction. Pereyra Gallo questions our perceptions through estrangement, challenging preconceived notions of reality and normality. Barrios and Jaumandreu immerse the being in nature, exploring the relationship between the human and the natural in an era of increasing ecological disconnection. Zini confronts us with wild urbanity, questioning the limits between civilization and chaos in our urban environments. Rizzo, Lopez Aldao, and Elola investigate the encounter with otherness, challenging us to recognize and value human diversity. Kimelman, Cunha, Martinez, and Pereira Scayola invite us on an introspective journey towards the very essence of being. García-Valiño, Naedt, and Albertti explore the intersection between being and contemporary technology, questioning how the digital era is redefining our existence. De León and Recuero Flores confront us with the transience of life, inviting us to reflect on our mortality and the meaning of our temporal existence.
The main lines of this exhibition guide us through a being on stage that intersects in the chiaroscuro of a dense forest of meanings and experiences. This exhibition is dissident in its approach to contemporary hyperaesthetics, offering a reflective counterpoint to the visual saturation of our era. We find ourselves groping in overexposure, seeking meaning in a world where the abundance of images often obscures more than it reveals.
Ultimately, "Being on Stage" invites us to share a time of inexplicable certainties, a space where absolute truths fade away and give way to exploration and questioning. This challenge to our established perceptions and understandings is precisely what makes our artistic practices so vital and necessary in the contemporary world. The exhibition not only shows us art but invites us to be an active part of an ongoing dialogue about the nature of existence, representation, and reality itself.